NOSOTROS

Calma Divers

Nace como resultado de más de once años experimentando el buceo como un verdadero estilo de vida.

Mi nombre es Victoria Mori, soy Bióloga, Instructora de Buceo y creadora de este proyecto.

Bajo el agua aprendí a desacelerar, a escuchar mi respiración lenta y profunda, y a reconectar con la magia de estar vivos.

Calma es una invitación a vivir la misma experiencia. A desconectar del ruido y los estímulos de cada día, para volver a lo esencial: respirar, contemplar y simplemente estar presentes en la naturaleza. El océano nos despierta la curiosidad y el deseo de explorar. Cada inmersión es una aventura distinta: bucear con tiburones, hacer snorkel con un tiburón ballena, flotar con una raya águila, nadar rodeada de cardúmenes de peces de colores y tortugas, recorrer arrecifes vibrantes… nos da la oportunidad de descubrir un mundo que siempre nos sorprende.

Bucear es calma, pero también descubrimiento y emoción.

En cada experiencia llevamos con nosotros la conciencia por el cuidado del océano, el respeto por la vida marina y la empatía hacia quienes nos eligen.

Calma Divers es un espacio seguro donde aprender a bucear es un proceso libre de presiones: cada duda y cada miedo tienen lugar.

Nuestro propósito es que cada persona, ya sea en sus primeras burbujas o en nuevas aventuras bajo el mar, combine el disfrute, la conexión y el aprendizaje sobre la vida marina.

Porque en el fondo, bucear no es solo un deporte: es una forma de volver a uno mismo y, al mismo tiempo, descubrir la inmensidad del mundo subacuático.

EL BUCEO ES EL MOTOR DE MI VIDA

Nací en Buenos Aires, pero desde muy pequeña sentí un amor profundo por el mar. Cuando tenía 4 años, mi papá me llevó a Puerto Madryn a conocer las ballenas, y allí también conocí a una bióloga marina. Ese encuentro me marcó para siempre: supe que quería estar cerca del océano.

A los 18 años me mudé a la Patagonia Argentina para estudiar Biología. Me enamoré del viento, de la vida junto al mar y de dormir escuchando la respiración de las ballenas. Al mismo tiempo, veía a los buzos entrar al agua cada día, y mi curiosidad creció tanto que decidí hacer mi curso de Open Water. Fue amor a primera vista.

El primer día pensé: “necesito más de esto”. A pesar del frío y la mala visibilidad, me sentía más viva que nunca. Rápidamente el buceo se convirtió en mi rutina diaria: por las mañanas buceaba con lobos marinos y por las tardes estudiaba.

Al terminar la universidad y post pandemia tomé una decisión: buscar una nueva aventura en México. Pasé un año en Oaxaca, entregada a la vida en la naturaleza, y luego llegué a Cozumel. Sin pensarlo, me enamoré del Caribe.

En Cozumel me encontré con un mundo completamente nuevo: el arrecife de coral. Un escenario vibrante lleno de rayas, tiburones, tortugas y miles de especies más. Descubrí no solo su belleza, sino también lo frágil que es y la importancia de cuidarlo con respeto.

La isla me lo dio todo rápidamente. En Cozumel comencé un nuevo capítulo donde el buceo se transformó en el motor de mi vida. Un canal para conectar con las personas desde la risa, la presencia, la calma y alejados del celular.